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Novedades bibliográficas  

La primera gran empresa de los argentinos. El Ferrocarril del Oeste (1854-1862)

Jorge Schvarzer/Teresita Gómez. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 2006.

La primera gran empresa de los argentinos. El Ferrocarril del Oeste (1854-1862)

El F.C.Oeste, inaugurado en 1857, fue el primer ferrocarril argentino, empresa cuya posterior expansión hacia la llanura pampeana le permitió encarar un importante proceso de consolidación técnica y económica. Este libro analiza la historia de esta primera empresa ferroviaria argentina que se creó en el estado de Buenos Aires en los primeros años de la década de 1850. Impulsado y controlado por un grupo de porteños, el FC Oeste rápidamente se constituyó en la mayor empresa local y la máxima portadora de esa nueva tecnología originada en Europa pero que ya era encarada decididamente en Estados Unidos. El FC Oeste era una empresa privada y sus promotores organizaron una sociedad anónima para concretarla, una de las primeras de este carácter conocidas en el ámbito local (aunque no la única) y destinada a ser la mayor de todas hasta que se concretaron nuevas iniciativas semejantes.

La empresa actuó durante casi una década, de comienzos de 1854 a fines de 1862, construyendo y operando la primera línea férrea de la provincia, que también lo era del país. Luego fue comprada por el estado provincial, que se dedicó a expandir sus dimensiones y alcances, en abierta competencia con otras líneas de capital privado, hasta que fue vendida al capital inglés en 1889 y quedó inmersa en la red, y los intereses, de ese origen.

Este estudio muestra que esos primeros años fueron decisivos. Prácticamente nadie en el país tenía conocimientos de los temas ferroviarios y el proyecto era una apuesta a lo desconocido, más interesado en captar los beneficios de una inversión como esa que en conocer y controlar la tecnología. Luego de una larga etapa de escarceos y conflictos, el éxito inicial de esa experiencia provocó un impulso posterior hacia la expansión del sistema que no puede desdeñarse.

En las décadas siguientes, la Argentina, que había entrado más tarde que otros países de la región a la era ferroviaria, se convirtió en uno de las naciones con mayor extensión de vías en el mundo. Pero el ensayo original no fue simple ni liberado de errores, dudas y ensayos. Por eso, el estudio detallado de la empresa como tal, desde su formación hasta que termina el proceso de control privado de la línea férrea, permite detectar las claves que movilizaron a los agentes económicos de aquella época y las formas que adoptaron para poder llevarlas a cabo. El análisis no se reduce a la empresa en sí porque su creación y evolución posterior genera un verdadero aprendizaje social en torno al tema. Los debates de la época sobre las demandas y problemas del FC Oeste, y las otras líneas que se fueron esbozando en la segunda mitad de la década de 1850, ofrecen elementos apreciables para comprender cómo se fue consolidando la perspectiva de las elites locales en torno a los costos y ventajas del desarrollo ferroviario y los medios para impulsarlo.

La dimensión de esos proyectos, respecto a la economía argentina, exigía analizar una variedad de temas relacionados con ellos. Los mayores, sin duda, eran los referidos a las características de los mercados de capital y a los problemas planteados por la producción agraria, incluyendo la posibilidad potencial de dividir la tierra para impulsar la agricultura, beneficiaria mayor del nuevo sistema de transporte. El debate fue difícil. Las características que ya había asumido la propiedad de la tierra en la provincia de Buenos Aires y, sobre todo, su valorización acelerada e intensa apenas se acercaba la vía férrea, definieron algunas estrategias que se repitieron a lo largo de todo el posterior desarrollo del riel en el país y que tendían a permitir que los propietarios existentes captaran la casi totalidad de ese beneficio. Por otro lado, las elevadas tasas de ganancias generadas por los negocios locales ya existentes contribuyen a explicar el escaso interés de los porteños por invertir en los ferrocarriles.

Los beneficios sociales creados por el riel resultaban muy superiores a los beneficios que podía captar el sector privado de modo que estos agentes no se veían estimulados para lanzarse a dicha aventura. Esas relaciones, que aparecen ya en el esbozo de la primera línea, permiten explicar la muy rápida tendencia a una especie de división de tareas entre los capitales argentinos y los británicos, en la que cada uno captaba ganancias apreciables, con profundas consecuencias posteriores sobre el desarrollo nacional.

La historia del FC Oeste está relatada en diversos estudios pero pareciera que ninguno de ellos llegó a revisar todas las fuentes de información que se usan en este texto. Esas falencias, combinadas con visiones particulares, hicieron que se difundieran una serie de argumentos más parecidos a una fábula que a la realidad; por eso, se hizo necesario revisar con mucho detalle las fuentes que van desde las informaciones periodísticas hasta los debates en las sesiones de la Legislatura. La combinación de esos elementos permite ofrecer un panorama exhaustivo de las motivaciones de los directivos y los medios elegidos para llevarlas a cabo. La presentación detallada de esos criterios pretende superar los mitos difundidos en la literatura y aporta una visión renovada del proceso y de la época en que se concretó.

El análisis de este contexto, que permite relacionar la evolución de la empresa con la visión de la elite económica y política local ofrece indicios razonables sobre la forma en que se consolidaron los mayores elementos de la política ferroviaria argentina en el resto del siglo XIX. En otras palabras, el análisis de la empresa original que creó el FC Oeste permite avanzar en el conocimiento de las formas que fue adoptando la política económica argentina y, en cierta forma, ayuda a revisar las razones por las cuales el ingreso del ferrocarril en la vida nacional no tuvo el mismo impacto que en los países desarrollados.

No hay en ese sentido afirmaciones absolutas. El destino de los ferrocarriles, igual que el de la Argentina, no estaba escrito en la década de 1850, pero hay suficientes indicios de comportamientos (muy fuertes en cuanto a proteger el sistema de propiedad vigente al mismo tiempo que ignorantes del valor de la tecnología como fuerza social) que adelantan algunos aspectos ocurridos más tarde, cuando el proceso de crecimiento basado en la fertilidad de la pampa permitió hacer creer a la elite argentina que no hacía falta hacer más nada para ser un país rico.

Este trabajo nació como un proyecto de investigación en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires que se titulaba "El FC Oeste como agente del desarrollo argentino" y cubría todo el período 1853-1889 definido por la propiedad local (privada primero y estatal después) de la empresa. En el curso del trabajo se localizó una enorme masa de información cuya riqueza justifica que los resultados finales se hayan dividido en etapas. Este libro se limita, por las razones mencionadas más arriba, a cubrir el período 1853-1862. El período siguiente, no menos rico en experiencias, queda para ser presentado en detalle en un trabajo posterior.


Sobre los autores:

Jorge Schvarzer es Ingeniero Civil y Ferroviario. Especializado en temas de la economía argentina, trabajó para diversas agencias internacionales. Actualmente dirige el Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (CESPA) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Es profesor de esa institución y ha publicado varios estudios sobre la industria argentina y el sistema de transportes local.

Teresita Gómez es Licenciada en Historia. Ha realizado un D.E.A. en Etudes de l’Amerique Latine en el Institut des Hautes Etudes de l’Amerique Latine. Université de Paris III.

Investigadora del Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (CESPA) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Profesora en esa institución y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado diversos trabajos sobre historia económica.

 

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Patrocinadores:
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El Colegio de México, CONACYT, Facultad de Economía y el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Instituto Mora y CIDE.
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