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Economia Informa núm. 359 (julio-agosto 2009)

 

Transición energética: transformación de las industrias, nuevas fuentes y tecnologías, nuevos mercados


Presentación (Continuación)

 

Es importante incorporar en el análisis los nuevos cambios que se presen­tan en el ámbito regional, cuyas implicaciones superan de hecho ese marco. No es posible ignorar, por ejemplo, como lo muestra Hugo Aragón Rodrí­guez, que Estados Unidos, a pesar de ser el único país del Anexo I que no ha ratificado el Protocolo de Kyoto, presenta un notable desarrollo en pro­gramas e iniciativas vinculadas con el mercado de carbono. Es en este país en el cual surgieron los primeros mercados con un nuevo tipo de bienes: los activos ambientales. Por ello, no debe extrañar que Estados Unidos privi­legie el comercio de permisos para lograr la reducción de emisiones. Más recientemente, el autor encuentra en el proyecto de Ley Waxman-Markey contenidos importantes, en la medida que se propone promover el desarro­llo, la implementación y diversificación de nuevas tecnologías de energía limpias que propicien un cambio radical en la forma de producción, trans­misión y uso final de la energía. Al analizar ese proyecto, el autor pone en evidencia un punto importante: no se trata de una transición energética sino de una “transformación” de las condiciones y las tecnologías actuales hacia otras que permitan aprovechar los energéticos fósiles, de modo que causen los menores impactos en el medio ambiente. Paralelamente a esa transforma­ción se pretende desarrollar las tecnologías renovables como complemento de una base energética renovada, disminuir la dependencia del petróleo y aumentar la participación de la energía nuclear. Más que dejar atrás los com­bustibles fósiles para transitar hacia otra estructura energética, lo que se bus­ca es aprovechar al máximo sus beneficios, en sus más diversas utilizaciones, y reducir cuando sea posible los efectos nocivos sobre el ambiente.

 

Tomar en cuenta los cambios que están teniendo lugar y ubicar el análisis en ese marco, no debe hacer olvidar, sin embargo, las constantes de las polí­ticas de Estados Unidos respecto al acceso a los recursos energéticos. Este es el interés del trabajo de Azzurra Meringolo, quien estudia los lazos existen­tes entre los recursos naturales y los conflictos armados, en particular los que han enfrentado a Estados Unidos con países del Medio Oriente, al considerar ese país a los energéticos como un elemento vital de su seguridad y bienestar y tomando en cuenta la concentración geográfica de las reservas petroleras. Para la autora, la guerra en Irak ha sido un ejemplo útil para confirmar la exis­tencia de un nexo entre recursos naturales y conflictos armados. Al analizar la compleja agenda de Estados Unidos en esa región, desde una perspectiva histórica amplia, encuentra en la doctrina Carter un hilo conductor que llega hasta nuestros días: el acceso a los recursos petroleros del Golfo Pérsico es esencial para su seguridad y bienestar y, por tanto, es de su interés evitar que otras potencias puedan tomar el control de la zona. Por ello está dispuesto a utilizar todos los instrumentos necesarios para conseguirlo, incluidas las inter­venciones armadas. La presencia de Estados Unidos puede tomar, sin embar­go, expresiones diversas, según las circunstancias: policía armado o diseñador de la región por otros medios. Ello se refleja en las nuevas políticas dirigidas a la diversificación de las fuentes de aprovisionamiento, al desarrollo de nuevas fuentes de energía y a la utilización de nuevas tecnologías energéticas que reduzcan la dependencia de los recursos provenientes de países inestables. En esta línea, más que concentrarse en reducir su vulnerabilidad respecto al petróleo de Medio Oriente, Estados Unidos debiera modificar su estándar de vida y utilizar los energéticos de manera más racional y eficiente. Para la au­tora, la presidencia Obama ofrece esperanzas, en esa dirección, porque parece introducir novedades en sus políticas hacia Medio Oriente y en una política energética orientada hacia una mayor diversificación.

 

Las políticas orientadas hacia la diversificación no son nuevas en Estados Unidos, como lo muestra el caso de los biocombustibles que presenta en este número Carlos Álvarez Maciel. Este país, como Brasil desde hace varias déca­das, ha desarrollado tecnologías para la producción de biocombustibles, sobre todo después de los shocks petroleros de los setenta. En el caso de Brasil, desde aquellos años arrancó el conocido Programa Nacional del Alcohol (Proálcool); ahora los biocombustibles compiten con los productos petrolíferos y su uti­lización ha dado lugar a varias innovaciones en la industria automovilística. En Estados Unidos, sobre todo desde el 2000, se ha elaborado un marco legal favorable a la investigación y desarrollo relacionados con los biocombustibles, así como diversos incentivos fiscales para favorecer su producción y uso. Un hecho importante, tomando en cuenta el lugar que ocupan esos dos países, es que en marzo de 2007 sus presidentes firmaron un memorandum de entendi­miento para establecer una asociación energética con la finalidad de impulsar el uso del etanol y del biodiesel en el continente americano. El propósito de ambos gobiernos, además, es convertir al etanol en un commodity mundial.

 

Transición o transformación energética, durante varias décadas aún se deberá estar atentos a lo que sucede con las energías fósiles en el plano in­ternacional y nacional. En el coloquio se abordaron desde diferentes ángulos el petróleo y el gas natural,3 así como el carbón, ese energético del siglo XIX que estará presente buena parte del siglo XXI. Ángel Toledo Tolentino, se interesa en su artículo en la fase de la exploración y producción de petróleo y realiza un análisis de la estructura de costos de las principales empresas privadas del sector petrolero a nivel internacional, considerando a la renta como una de las herramientas más útiles para entender la industria petrolera a nivel internacional. Su objetivo es poner de manifiesto la manera como esa estructura se refleja en los precios internacionales, en la evolución de la renta petrolera a nivel global y en los movimientos de fusiones y adquisiciones por parte de las grandes compañías petroleras. Tales fenómenos impactan tam­bién a los países productores, por ejemplo en lo que ve a la apertura y des­regulación de su sector upstream a la inversión privada extranjera. El análisis del autor le permite plantear interrogantes relacionadas con los efectos que la presente crisis económica tendrá sobre la industria petrolera internacio­nal, ya que en esta situación han caído los precios del petróleo impactando las inversiones y la viabilidad de varias empresas.

 

Como en el caso anterior, los trabajos que basan sus análisis en el concep­to de renta generalmente se refieren a las actividades upstream de la industria petrolera (exploración y producción), lo cual es entendible porque son las fases de la industria más estrechamente relacionadas con los recursos, su propiedad y explotación. Precisamente, uno de los aspectos interesantes del trabajo de Luis Gerardo Guerrero Gutiérrez es que ubica su análisis en el downstream, sobre todo la parte relacionada con la refinación por su influen­cia sobre los precios del petróleo. Al ser considerada como una actividad industrial cualquiera, se cree generalmente que en ella no surge una renta, a diferencia de la parte de exploración y producción. Contrariamente a esta idea, el autor sostiene que la refinación influye sobre los precios del crudo y capta renta por sus actividades. La mayor influencia de esta industria se refiere a los diferenciales entre los precios de las diferentes calidades de cru­dos que existen en el mercado, ya que a partir de estos se obtienen distintas proporciones de productos. Así, por un lado, las configuraciones de las re­finerías determinan la demanda por cierto tipo de crudos y, por el otro, las inversiones que se requerirán hacia el futuro para adecuar las instalaciones y adaptarlas a las nuevas condiciones del mercado, influencian a su vez el precio de los crudos. Recientemente, la demanda de productos ligeros ha au­mentado mientras que la de productos pesados ha disminuido, provocando que aquellas refinerías incapaces de procesar crudos pesados incrementen su demanda por ligeros –que les brindan los mayores márgenes de produc­tos de alto valor–, aumentando así el precio de esos crudos. Como los crudos pesados basan su precio en los crudos ligeros, se amplían los diferenciales entre las calidades. En estas circunstancias, aquellas refinerías que sí cuentan con los procesos requeridos para obtener buenos rendimientos a partir de los crudos pesados obtienen una renta, ya que compran el crudo pesado a un precio relativamente bajo y venden productos de alto valor en el mercado. Dado que los crudos pesados no son atractivos para otras configuraciones de refinerías, el autor sostiene que los productores de crudo pesado se encuen­tran atados a esos compradores, una situación que da lugar a transferencias de renta de los productores de crudo pesado a los refinadores.

 

Los precios del petróleo se han convertido en un indicador importante, tanto para la actividad energética como para la actividad económica en gene­ral. Sus mercados se han vuelto cada vez más complejos y se conectan cada vez más con los financieros. En ese contexto, el trabajo de Jaime Ramírez Villegas analiza la relación entre el incremento del precio del petróleo y el agotamiento de ese energético, desde la perspectiva de la IEA (International Energy Agency) y de la ASPO (Association for the Study of Peak Oil and Gas), or­ganismos que explican el comportamiento del precio del petróleo con base en planteamientos e implicaciones distintos. Mientras que la ASPO ve en el incremento de precios un problema de agotamiento de petróleo, la IEA lo relaciona con un problema de escasez. Para determinar cuál de las tesis plan­teadas permite explicar mejor el incremento en el precio, el autor analiza el precio del petróleo desde la visión de los “Contratos de futuros”, los cuales están fuertemente influenciados por la disponibilidad futura del petróleo. Como conclusión de su análisis, el autor encuentra que el comportamiento del precio desde la perspectiva de los contratos de futuros se acerca más a la visión planteada por la IEA, en la cual el precio refleja la escasez y no el agotamiento del petróleo.

 

Las implicaciones de los precios del petróleo no solamente tienen que ver con fenómenos relacionados con ese energético: impactan también al con­junto de los combustibles fósiles e incluso sirven de referencia a las energías renovables. Obviamente no todo el desarrollo energético se remite al meca­nismo de los precios, pero ignorarlo no nos permitiría entender cabalmente fenómenos como el de la sustitución entre energéticos o el lugar relativo que tiene cada uno de ellos en determinados períodos. El regreso espectacular del carbón en la escena energética internacional, no solamente se explica por el juego de los precios relativos, pero es indispensable tomarlo en cuenta.

 

Sobre la industria del carbón en México, Robert-Bruce Wallace contri­buye con su importante trabajo a cubrir un hueco, resultado de la prioridad que se ha dado al estudio del petróleo y del gas. México tiene reservas re­lativamente modestas de carbón, pero su consumo energético deberá con­tinuar haciendo un lugar a ese energético, así sea mediante importaciones y asumiendo los impactos ambientales. De hecho, el autor menciona que la demanda mundial de carbón crecerá alrededor de 4.2% anualmente hasta 2030. En el caso de Estados Unidos, un país que cuenta con importantes re­servas, el carbón es uno de los pilares de su política energética, en particular por razones relacionadas con su seguridad. Por razones ambientales, dirige también recursos importantes a la investigación para un mejor aprovecha­miento de ese energético que aminore, además, sus emisiones de CO2. De esta manera el carbón podrá permanecer como una fuente importante de generación eléctrica, al desarrollarse paralelamente tecnologías de captura y almacenamiento. En este sentido, los datos que proporciona el autor para el mundo entero, sobre el lugar que ocupa actualmente la electricidad ge­nerada con carbón y las tasas previstas de su crecimiento, son realmente sorprendentes. Adicionalmente a los datos y análisis económico-energéti­cos, es interesante lo que nos dice el autor acerca de la legislación y la or­ganización de la industria del carbón en México, en particular en referencia a las del petróleo. La Ley Minera vigente en la actualidad, -alineándose con las tendencias internacionales, permite 100% del control de las propiedades carboníferas (así como los yacimientos de azufre, fosfatos y otros), no sólo por intereses privados mexicanos sino también por compañías mineras ex­tranjeras. El otorgamiento de concesiones se ha visto flexibilizado también. Por otra parte, a pesar de los progresos que ha habido, el autor nos recuerda los riesgos y peligros de la explotación del carbón, sobre todo en las minas pequeñas que utilizan métodos artesanales, pero también en las grandes mi­nas más modernas de México, como lo ilustra el dramático caso de Pasta de Conchos de Grupo México.

 

El caso del carbón nos recuerda la realidad mundial de la generación de electricidad con base en plantas térmicas, mayoritariamente alimentadas con combustibles fósiles, sin ignorar los esfuerzos en pro de la utilización de fuentes más limpias y respetuosas del ambiente. Esa situación la relacionan en su trabajo Guillermo Sánchez Liévano y Héctor Beltrán Mora, por un lado, con los precios del petróleo, relativamente bajos y estables por largos perío­dos de tiempo y, por otro lado, con los altos costos de generación con base en energías renovables y su baja producción de electricidad. Para muchos países, la visión de una diversificación energética a base de energías reno­vables no resultaba viable en términos económicos y tecnológicos, al tomar en cuenta las ventajas que presentaban las tecnologías térmicas en términos de costo relativo de inversión y de los beneficios generados por las nuevas eficiencias. En el caso de México, las estrategias de expansión también han estado sesgadas a favor de las tecnologías que utilizan combustibles fósiles, ocasionando una falta de diversificación en el portafolio de generación, en detrimento de las energías renovables, a las cuales solamente se recurre para suministrar energía eléctrica a lugares alejados que no cuentan con conexión a la red y con costos elevados de las líneas de transmisión.

 

En ese marco, tecnologías como los ciclos combinados han sido la mejor opción, siempre dependientes de las tendencias de la producción petrolera y sus precios. Surgieron así las plantas de generación que hacen uso del Ciclo Combinado con turbina de gas (CCGT). Los esfuerzos de investigación rela­cionados con el carbón se han dirigido, precisamente, al estudio de la gasi­ficación, con el objeto de obtener gas sintético para ser utilizado en plantas de ciclo combinado, sustituir combustibles convencionales y contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mediante una tecno­logía (plantas IGCC) que provee el potencial más grande de minimización de emisiones asociadas al uso de carbón para producir electricidad. Tomando en cuenta lo anterior, el objetivo de los autores, Guillermo Sánchez Liéva­no y Héctor Beltrán Mora, es estimar un consumo futuro de combustible alternativo al gas natural como una contribución parcial al proceso de tran­sición hacia fuentes alternas de energía, teniendo presente las restricciones que presenta el balance nacional de coque, así como el diferencial de precios entre el gas natural y el coque de petróleo.

 

Como se dijo al principio, esta presentación concierne solamente a los trabajos que fueron seleccionados para su publicación, entre otros que fue­ron expuestos en el coloquio.4 No hace justicia, además, a los intercambios que se suscitaron en las diferentes sesiones5 y que deben proseguir, ya que permitirán darle continuidad a los trabajos realizados en el marco de la cáte­dra. Será necesario explorar y profundizar nuevos temas, trabajar más algu­nos métodos y enfoques, así como formular nuevas hipótesis o reforzar las que se están trabajando. En el coloquio surgieron también nuevas pregun­tas y debates iniciales en torno a ellas: la discusión forma parte del trabajo científico en economía y debe continuar también, en el marco de la cátedra extraordinaria y en otros ámbitos de la UNAM. Solamente con marcos de re­ferencia bien definidos, pero abiertos a los intercambios críticos y llevados a cabo con seriedad académica, los debates universitarios pueden conectarse de manera fructífera con los que se llevan a cabo o exige la sociedad en el momento actual.


Angel de laVegaNavarro*
Coordinador del número


* Titular del la Cátedra Extraordinaria José María Luis Mora en Economía Internacional, Profesor del Posgrado de Economía y del Posgrado de Ingeniería de la UNAM (Campo de conocimiento Energía), miembro del Sistema Nacional de Investigadores, adelaveg@servidor.unam.mx.

 

 1 Un reconocimiento especial al Sr. Embajador Jorge Eduardo Navarrete, Presi­dente de la AEFE, quien participó en varias de las actividades de la cátedra, incluido el coloquio, y la acompañó de manera permanente con sus sugerencias, comentarios y presentaciones.
2 Fue posible realizar el coloquio en esta Casa gracias a la hospitalidad de su di­rector, el Dr. Max Parra, y a recursos asignados en el marco de la cátedra a su titular por la AEFE, complementados con un apoyo otorgado por la Facultad de Economía de la UNAM a través de su Director, el Dr. Roberto Escalante Semerena. Se deja aquí constancia de esos apoyos y se agradecen.
3 El gas natural estuvo presente en el coloquio con dos ponencias que serán publicadas ulteriormente: “Perspectivas de la oferta de gas no convencional en Norteamérica” y “Evolución de la sustentabilidad en el mercado de gas natural tras las reformas de 1995 y 2008”.7 Economía Informa
4 En parte por razones de espacio, por preferencias de los autores o por el gra­do de avance de algunas ponencias, quedarán para una futura publicación las que presentaron: Juan Ignacio Navarrete Barbosa, Gerardo Mercado Bernal, Juan José Dávalos López y Jesús Salvador Jiménez Rivera.
5 En la sesión final del Coloquio, presidida por el Dr.Antonio Ibarra, Secretario General de la Facultad de Economía, se presentaron relatorías parciales, a partir de una intervención inicial del Dr. Ricardo Vázquez Perales. Los relatores fueron, Zirahuen Villamar Nava, Erika Yazmín Jaime Buenrostro y Octavio Abraham Rocha Huerta.

 

 

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