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Economia Informa núm. 361 (noviembre-diciembre 2009)

 

La estructura financiera dominante y su impacto en la economía de los países en desarrollo:
¿financiamiento o ganancias financieras?

 

Presentación

 

 

Sin embargo, estas condiciones no se replicaron en países en desarrollo. Aunque hubo un proceso de desregulación y globalización de los mercados financieros, con fuertes ganancias financieras, se generó un proceso de restricción crediticia. La particularidad de las economías en desarrollo, especialmente en México, fue que el capital extranjero asumió la función de dinamizar el mercado de valores, desligado de los agentes que operan en la economía mexicana, formándose un circuito paralelo que captó las ganancias financieras. Los grandes corporativos financieros y no financieros no operaron a través de la Bolsa Mexicana de Valores ni se financiaron vía la estructura bancaria que opera en México. Los influjos de capital externo indujeron desequilibrios públicos, financieros y externos, independientemente de
los mecanismos domésticos.

Una de las hipótesis de todos los trabajos presentados en este número de Economía Informa es que las instituciones financieras, aunque obtuvieron grandes ganancias de capital, provocaron una restricción crediticia, porque las innovaciones financieras fueron limitadas. La bursatilización de activos y las operaciones con base en instrumentos derivados fueron acotadas, por consiguiente no indujeron a una crisis del sistema financiero mexicano.

Teniendo en cuenta esta hipótesis se presentan nueve trabajos que discuten la relación entre las estructuras financieras y su impacto en la economía. Un primer grupo de trabajos analiza el sistema mexicano, resaltando las características de éste. Noemi Levy presenta el trabajo “La nueva estructura financiera y la disponibilidad de financiamiento en la economía mexicana”, donde analiza las bases de la estructura financiera basada en el mercado de capitales y sus nexos con la estructura productiva, señalando que en países en desarrollo, dominados por el movimiento de capital extranjero, el mercado financiero tiene limitaciones estructurales que impiden su profundización y el despliegue de las innovaciones financieras. En este trabajo se resalta que en el mercado de valores mexicano ha tenido lugar un proceso de inflación financiera, ligado a la entrada de capital extranjero, el cual indujo un incremento reducido en su capitalización (con relación al producto), el cual, además es independiente del mercado secundario. Adicionalmente, señala que las instituciones financieras dinámicas (Infonavit) fueron resultado de una decisión gubernamental de activar su funcionamiento, aislada de los mecanismos de mercado.

El segundo trabajo es de Luis Ángel Ortiz, intitulado “El carácter rentista y especulativo de la banca mexicana. Racionamiento de créditos y altos márgenes de ganancia”, donde se sostiene que existe una combinación de restricción crediticia y altas ganancias financieras, explicado por la asignación ineficiente de los recursos productivos, señaladamente la banca no canaliza recursos financieros al sector productivo porque el gobierno no limita la acción de los bancos, dominando en dicho sector, estructuras de mercados oligopólica y oligopsónica.

El tercer trabajo es de Christian Domínguez que examina las “Implicaciones de la especialización en la rentabilidad del sector bancario mexicano 2002-2009”, reforzando la hipótesis del trabajo anterior, aunque se enfoca en la rentabilidad bancaria, que incluye ganancias financieras y no financieras, la cual es resultado de un proceso de especialización de la banca, que aplica tanto a la banca múltiple de gran tamaño, como a la banca relativamente pequeña. Las actividades que generan mayores rendimientos son los créditos a sectores específicos y la negociación de valores, los cuales, como se espera, no compiten entre sí. Este autor ofrece resultados empíricos sobre los rendimientos de la banca, los cuales, no están relacionados al tamaño de la misma.

En la segunda parte se analiza el funcionamiento del sector bancario, privado y público, resaltando que este último es fundamental para el desarrollo económico. Esta sección se abre con el trabajo de Gabriel Gómez, “La función del sector bancario en el financiamiento del desarrollo: el discurso y la realidad” donde se argumenta que el pobre desempeño bancario se debe a las inconsistencias de la visión gubernamental sobre la forma con que deben operar las instituciones bancarias. Se revisan los dos últimos Planes Nacionales de Desarrollo (2001-2006 y 2007-2012) y el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo 2008-2012. Desde la perspectiva de este autor, el financiamiento al desarrollo no puede depender de la banca comercial, altamente concentrada, ligada a objetivos del capital extranjero, en tanto estas instituciones tienen su propia dinámica. Gómez argumenta que se debe re-introducir la banca de desarrollo al sistema financiero, modificando su estructura actual a fin de que pueda operar como institución anti-cíclica y garantice recursos al sistema productivo.

Seguidamente, el trabajo de Mario Rojas “La banca de desarrollo en México 1940-2009: ¿Instrumento para el desarrollo?” y el de Marcia Solorza, “Nacional Financiera: balance y perspectivas del pilar industrial de la banca de desarrollo” analizan el funcionamiento de la misma de manera particular. Rojas realiza una revisión del comportamiento de la banca desarrollo durante el período estabilizador y de globalización financiera, resaltando que este sector tuvo un papel fundamental en el desarrollo económico entre los años cincuenta y setenta, el cual se debilita a partir de los años ochenta, volviéndose prestamista de las grandes corporaciones privadas no financieras. Marcia Solorza, realiza una discusión particular sobre el comportamiento de Nafinsa que se transformó en Nafin, postulando que esta institución financiera fue la principal impulsora de la industrialización, con fuerte presencia de las Mipymes, en el período 1940-1980, modificándose drásticamente su función al interior de la estructura financiera basada en el mercado de capitales. En este nuevo período, Nafin (transformada en Sociedad Nacional de Crédito) fue orientada a cumplir el papel de agente financiero del gobierno federal y promovió la aceleración de la concentración de capital, integrando las Mipymes a las grandes empresas estructuradoras de cadenas productivas.

El trabajo de Alicia Puyna “El petróleo y el crecimiento económico mexicano: ¿un recuento de oportunidades perdidas” analiza una de las instituciones mas emble maticas de la economia mexicana que es Pemex, señalándose que se concibió como un instrumento para generar ingresos que serían utilizados por el gobierno como palanca del desarrollo económico. Sin embargo, los resultados fueron muy diferentes, en tanto, la gran riqueza petrolera generada por Cantarell se utilizó para subsidiar a los grupos en el poder (reducir impuestos a los sectores dominantes y canalizarlos a los estados y municipios) sin cuidar siquiera la reinversión en Pemex para mantener los niveles de producción.

La última sección está conformada por dos trabajos que, aunque sustentan supuestos diferentes a los demás trabajos, concuerdan sobre la función desestabilizadora del capital extranjero. Por un lado, José Antonio Morales estudia “Análisis de los instrumentos financieros derivados en la Bolsa Mexicana de Valores: reducción de riesgos financieros de las empresas y especulación”, donde argumenta que los instrumentos financieros derivados son una opción para reducir los riesgos de las empresas, los cuales, empero, fueron limitados en el Bolsa Mexicana de Valores, utilizándose para especular en contra del peso, generando grandes pérdidas a las empresas que realizaron pronósticos distintos a los que tuvieron lugar en el mercado. Finalmente, Luis Leyva analiza los “Aspectos regulatorios esenciales para las instituciones financieras en México”, donde señala que la crisis financiera internacional se debió a un incremento de financiamiento en un contexto de regulación ineficiente, resaltando que en el sistema financiero mexicano aún no ha tenido lugar una crisis financiera. La caída de los precios de los títulos financieros se debió a salida del capital extranjero, ocurrido a la luz de los acontecimientos internacionales, sin provocar una quiebra generalizada en el sistema financiero mexicano, como en los países desarrollados.

También se presenta el comentario de Arturo Huerta a la publicación intitulada “México frente a la crisis: hacia un nuevo curso de desarrollo”.

Por último, incluímos una traducción del documento “Después de las reuniones de Estambul: ¿un cambio del FMI o más de lo mismo?” de Erinc Yeldan.

No podemos cerrar esta introducción sin señalar que buena parte de las discusiones sobre el tema de esta número se hicieron en el marco del Proyecto de Investigación “Estructuras financieras y financiamiento para el desarrollo económico”
patrocinado por el Programa de Apoyo Para la Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT núm. 30108) con participación activa de los estudiantes del proyecto y especialmente de Marcia Solorza. En los seminarios internos se realizaron bases estadísticas sobre el comportamiento de las diversas instituciones financieras y lecturas sobre la organización de los sistemas financieros dominantes del sistema del capitalista. Un agradecimiento especial a Magali Luna y a Christian Domínguez, tesistas del proyecto, por el apoyo en la conformación de este número de Economía Informa, así como a Nancy Martínez, por su paciente y ardua labor en la corrección de estilo de cada de unos de los trabajos.

 


Noemi Levy Orlik
Coordinadora del número


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