Economia Informa núm. 353 (julio-agosto 2008)
La crisis hipotecaria de Estados Unidos
y su repercusión internacional
Un balance preliminar
Presentación
El debate en torno a la economía de Estados Unidos está en curso. Como casi siempre. En esta ocasión el hilo conductor viene dado por la crisis de las hipotecas, la cual está asociada a un enfriamiento del mercado crediticio. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) calculaba, al cierre de 2007, un impacto negativo de 300 mil millones de dólares por dicha crisis. Ante tales magnitudes resulta natural que se espere una repercusión bajista en la economía en su conjunto.
De hecho, la recesión se da por descartada y la discusión se centra en la intensidad
y duración que puede tener. Alguna vertiente de pensamiento considera
que la recesión será muy fuerte, al punto de compararse con la Gran Contracción
de los años treinta del siglo xx, es decir, la crisis del segmento inmobiliario no
provocará una desaceleración o una recesión menor, sino que necesariamente se
transformará en una catástrofe y se extenderá a nivel planetario. Será una nueva
Gran Contracción del capitalismo global.
Al margen de si esa línea de reflexión es o no meramente fantasiosa o ingenuamente
apocalíptica, el caso es que sí existe un mecanismo de propagación
de la debacle hipotecaria. Se trata de uno de los “productos financieros estructurados”
que se pusieron de moda en los últimos años de la gestión de Alan
Greenspan al frente de la Reserva Federal. Los productos estructurados son una
de las vías creadas por la alta finanza para difuminar sus propios movimientos
riesgosos. Y son uno de los frentes de batalla del sector privado contra los reguladores
financieros actuales.
El extraño contentamiento con la gravedad potencial de la economía estadounidense
es, entonces, deseo de que los tiburones de la alta finanza derroten a
las autoridades en la lucha que hoy sostienen. “Si no me rescatas, parecen decir
los financieros privados a la Reserva Federal, provocaré un desplome bursátil
mayor, una glaciación crediticia y la economía, sin liquidez, se irá al despeñadero”.
Dado el poder de sus enemigos, las autoridades buscaron y encontraron
alianzas internacionales para no perder la guerra.
Pero hasta aquí con esa historia que en realidad es presente. El caso es que la
crisis hipotecaria estadounidense tiene un doble interés intelectual: representa
un desafío para la nueva gestión de Ben Bernanke, quien tomó el lugar de Alan
Greenspan en 2006, por un lado, y representa casi un ejercicio de laboratorio
para medir su impacto foráneo, una vez que el surgimiento de nuevos polos
generadores de demanda agregada de gran escala ha encarecido los alimentos y
los energéticos, por otro lado.
Pues bien, de eso se trata en Pues bien, de eso se trata en este número de Economía Informa, de realizar un
balance preliminar tanto de la política monetaria de Estados Unidos en sí como de sus repercusiones internacionales. El corte temporal de los ensayos corresponde
a la primera fase del proceso, esto es, a aquella en que los países europeos
no iniciaban sus propias bajas del producto interno bruto, excepto España. El
resto de las regiones (Latinoamérica, etcétera) no parece haber modificado su
desempeño sustancialmente, pero esas regiones, de cualquier modo, no determinan
el ciclo internacional.
Contenido del presente número
Índice
Hugo Contreras Sosa, Los primeros pasos de la Reserva Federal ante la crisis hipotecaria
Octavio A. Amador y Jessica Reyes García, América Latina ante la crisis hipotecaria
Arturo Osorio Ramírez, El auge económico asiático
ante la crisis hipotecaria
Javier Galán Figueroa, Revisión de la política monetaria
en México a través del modelo IS-MP
Pesquisas
Elías Márquez Cesario, Carlos A. Martínez Juárez,
La crisis asiática diez años después