Desde julio de 2007 el sistema financiero de Estados Unidos empezó a dar señales de que algo no funcionaba bien y ello anunciaba el fin de un ciclo, relativamente largo, de auge de los mercados financieros de ese país y del mundo.

Un año y medio después hay varios resultados a la vista: fuerte recesión económica en la mayor parte de los países, pérdidas cuantiosas en todos los mercados bursátiles del mundo, disminución del comercio mundial, depreciación e inestabilidad cambiaria de un número importante de monedas, insolvencia o quiebra de muchas grandes empresas, riesgos de deflación en u nos países y de inflación en otros, aumento considerable del desempleo, descenso del nivel de vida e incremento de la pobreza en el mundo.

Estos rasgos, sin la pretensión de ser exhaustivos, configuran el actual cuadro económico mundial y definen lo que se puede considerar la peor crisis económico-financiera global. De manera general -en los artículos que se incluyen en este número se pueden encontrar análisis detallados de las causas de la explosión y de la políticas seguidas para enfrentarla- se puede señalar que los orígenes de la situación actual se encuentran en las características expansivas de la política monetaria de los Estados Unidos, la voracidad de la política de otorgamiento de créditos al consumo, particularmente para
adquisición de viviendas, en ese y otros países y la notable falta de regulación y supervisión de los sistemas financieros.
En el intento de enfrentar la crisis los gobiernos han buscado desplegar políticas coordinadas, pero la evidencia muestra que cada país o bloque de países han instrumentado políticas locales que han tenido distinto grado de intensidad y eficacia. En Estados Unidos los planes de rescate y reactivación económica no se han presentado con la oportunidad necesaria, ni en la magnitud suficiente para corregir el rumbo; además de que en la Cámara de Representantes grupos fundamentalistas han obstaculizado esos programas y regateado sus montos.

En la Unión Europea se ha propuesto una política coordinada, aceptando que cada país pueda diseñar sus respectivos programas anticrisis. Entre las medidas planteadas destaca la autorización por parte del Comité de Estabilización Europeo, para que el déficit fiscal de cada país pueda ser superior a 3% del producto interno que ya se permitía.

México y Latinoamérica han sido incorporados a la crisis a través de los mercados financieros primero, y después por los resultados que la recesión en Estados Unidos y Europa ha impuesto mediante el descenso de la demanda internacional y la consecuente disminución de los precios de las materias primas, principalmente del petróleo y de los productos agrícolas.

Los efectos de la crisis económica y financiera han estado y están plenamente asentados en México, se expresan en la contracción de la actividad económica, la depreciación del tipo de cambio, el desplome del mercado financiero, la inflación, el desempleo y el deterioro del bienestar social. Ante estas circunstancias y entorno internacional Economía Informa, ha considerado indispensable incorporarse y participar en el análisis y debate sobre la situación económica y social actual, y los posibles desenlaces que pudiera tener.

Rolando Cordera, en La crisis: trayectoria y contexto, plantea que a partir de la crisis de la deuda externa mexicana de 1982, tanto en el Estado como en grupos poderosos de la sociedad mexicana se gestó la convicción de que la
forma de desarrollo articulada por la industrialización dirigida por el Estado, tenía que ser sustituida por medio de una transformación estructural que trajera como resultado una economía abierta y de mercado que aseguraría que aquellos acontecimientos no se repitieran.

Argumenta que la resultante de esa mudanza es un modelo de desarrollo inverso al de la industrialización dirigida por el Estado, que reproduce la desigualdad original, al tiempo que es incapaz de asimilar virtuosamente las ganancias del comercio exterior, además de ser altamente vulnerable a las fluctuaciones económicas y financieras internacionales. Esta situación, apunta el autor, coloca a México en una situación de riesgo, que en el contexto actual, es ya realidad amenazante.
Carlos Tello Macías, en Sobre la crisis económica, presenta un análisis de las causas y desarrollo de los desequilibrios económicos mundiales, apunta que la información disponible permite suponer que la recesión será profunda y duradera, y que se registrará como la peor crisis mundial desde la Gran Depresión que se inició a finales de 1929. Señala que a pesar de lo extendido del fenómeno, al alcanzar, desde su epicentro en Estados Unidos, a Islandia, Irlanda, España y al Reino Unido, y después al resto de la Unión Europea, y de manera desigual a Rusia, Japón, China y América Latina; se subestimó la magnitud de la crisis y el impacto que sobre la marcha de las economías nacionales tendría, por lo que las acciones para enfrentarla han sido lentas y ambiguas.

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