Economia Informa núm. 361 (noviembre-diciembre 2009)
La estructura financiera dominante
y su impacto en la economía
de los países en desarrollo:
¿financiamiento o ganancias financieras?
Presentación
En la literatura económica hay un gran debate sobre la forma en que se genera financiamiento para la producción, existiendo dos estructuras básicas. Una se sustenta en
el mercado de créditos, con la banca comercial como estructura central del sistema
financiero; mientras que la otra tiene como el mercado de capitales cuyo eje son las instituciones
no bancarias, como la banca de inversión y los inversionistas institucionales.
Históricamente, la estructura financiera basada en el mercado de créditos estuvo
ligada a los países que desplegaron políticas de industrialización exitosas (lograron
el desarrollo) o, se convirtieron en países en desarrollo; y, la otra estructura financiera
(basada en el mercado de capitales), también conocida bajo el nombre de sistema
financiero anglosajón, estuvo limitada a dos países (Inglaterra y Estados Unidos).
Estas estructuras financieras se diferencian por dos elementos, que son la relación
entre el capital financiero y el productivo, y la intervención pública directa en las actividades
productivas. La estructura financiera basada en el mercado de créditos se ha
desplegado bajo condiciones de limitado movimiento de capitales, donde el capital
productivo domina al financiero, generando una relación de dominante y dominado,
respectivamente. El sector público interviene directamente en el proceso de distribución
de los recursos, así como en el proceso de producción, a través del gasto y el
financiamiento, desplegando políticas monetarias e instituciones financieras que canalizan
recursos a la realización de los objetivos de las políticas industriales. Bajo estas
condiciones no hay restricción crediticia para los sectores productivos prioritarios.
La estructura financiera basada en el mercado de capitales domina en períodos
de alta movilidad del capital financiero con una redistribución del ingreso en favor de
los dueños de los activos financieros y en detrimento de la apropiación de ganancias
por parte del sector productivo. A diferencia de la estructura financiera basada en
los créditos, la política económica desplegada bajo la egida del capital financiero es
fortalecer los mecanismos de mercado. Ello supone equilibrios, no siempre alcanzados,
en la cuenta pública, el sector bancario y el mercado externo, con políticas
destinadas a garantizar el poder adquisitivo del capital financiero, anulándose la
intervención pública directa en la dinamización del crecimiento económico.
Las características de la estructura financiera dominante en la actualidad, responden a
una estructura financiera basada en el mercado de capitales, desplegándose innovaciones
financieras destinadas a limitar los riesgos provocados por la gran movilidad del capital
que terminan por impulsar la especulación financiera. Está estructura es dirigida por inversionistas
institucionales (fondos de pensiones, compañías de seguros, etc.), la banca de
inversión y las instituciones financieras que se asemejan a entidades bancarias en tanto
otorgan créditos y, se diferencian, porque no crean ni aceptan depósitos. Las nuevas prácticas
financieras descansan sobre la emisión y comercio de títulos, señaladamente la titularización
de activos e instrumentos derivados. Estas prácticas en vez de limitar los riesgos
financieros, lo amplificaron, provocando una gran inestabilidad financiera.
La organización financiera basada en el mercado de capitales induce un ciclo de
negocios que descansa en la combinación de crecientes ganancias financieras con mayor
financiamiento que se interrumpe por una deflación de los títulos financieros, quitándoles
liquidez, pudiendo desembocar en una crisis financiera, como la ocurrida en septiembre de 2008 que, oficialmente, reconoce la presencia de una crisis financiera.
Esta crisis financiera fue inducida por un ciclo de negocios basado en el mercado de
capitales, desde inicios de la presente década, desplegándose un boom crediticio que
modificó el destino del financiamiento hacia actividades con activos subyacentes sujetos
a ser comercializados, que favoreció el financiamiento al sector de la vivienda y
el consumo, desapareciendo así los límites entre las actividades bancarias-crediticias
y de comercialización de bonos (actividad de la banca de inversión).
índice
Noemi Levy Orlik, La nueva estructura financiera
y la disponibilidad de financiamiento en la economía mexicana
Luis Ángel Ortiz Palacios, El carácter rentista y especulativo
de la banca mexicana: restricción crediticia y altos márgenes
de ganancia
Christian Said Domínguez Blancas, Implicaciones de la
especialización en la rentabilidad del sector bancario mexicano
2002-2009
Gabriel Gómez Ochoa, La función del sector bancario en el
financiamiento del desarrollo: el discurso y la realidad
Mario Rojas Miranda, La banca de desarrollo en México
1940-2009: ¿instrumento para el desarrollo?
Marcia Luz Solorza Luna, Nacional Financiera: balance y
perspectivas del pilar industrial de la banca de desarrollo
Alicia Puyana , El petróleo y el crecimiento económico: ¿un
recuento de oportunidades perdidas?
José Antonio Morales Castro, Análisis de los instrumentos
financieros derivados en la Bolsa Mexicana de Valores:
reducción de riesgos financieros de las empresas y especulación
Luis Leyva, Aspectos regulatorios esenciales para las
instituciones financieras en México
Arturo Huerta González, Comentario al Documento: “México
frente a la crisis: hacia un nuevo curso de desarrollo”
Erinc Yeldan, Después de las reuniones de Estambul: ¿un cambio
del FMI o más de lo mismo?”
Pesquisas
Daniel Zárate O., Nobel de Economía 2009: modalidades
de la gestión privada
Gabriel Delgado Toral y René Narváez Torres, Estados Unidos:
reformando al sistema de salud sin cooperación
Alejandro Negrete R., Blancos de inflación y mandatos monetarios