Contribución

En el espacio latinoamericano, los aportes pioneros de Ricaurte Soler, Arturo Ardao, Richard Morse, José Luis Romero y Leopoldo Zea, entre otros autores, han enriquecido una larga tradición latinoamericana de la hoy llamada Historia Intelectual que cuenta entre algunos de sus representantes a Carlos Altamirano, Oscar Terán y Eduardo Devés Valdés. Se trata de una perspectiva donde los lenguajes políticos no son considerados como un conjunto de ideas o conceptos inalterables, sino que pone el acento en el modo característico de producirlos en un momento y un lugar determinados. La Historia Intelectual utiliza los lenguajes políticos como una fuente para reconocer el sentido que los actores otorgaron a sus acciones. Pero esta perspectiva metodológica no sólo da importancia a los lenguajes utilizados por los actores sino que además busca interpretar los modos de recepción de esos lenguajes en los contextos en que se inscribieron. (Angenot, 1982; Baczko, 1991; Ricoeur, 1991; Sirinelli, 1990).

En el campo de la historia de las ideas, repensar los pensadores ha sido un camino fértil para deconstruir las blindadas representaciones nacionales. Tulio Halperin Donghi desnuda con perspicacia ese carácter reflexivo, al aludir a la dinámica que envuelve al historiador del pensamiento con su propio objeto: “el historiador que debía aportar la lección del pasado a disciplinas cercanas aprendía una parte esencial de esa lección en el acto mismo de impartirla: al proyectar sobre una perspectiva nacional más larga las preguntas hoy decisivas, descubría que ellas continuaron a las de ayer, que José Carlos Mariátegui o Raúl Prebisch estuvieron lejos de ser las figuras adánicas que ellos mismos, entre desesperados y arrogantes, parecían suponer, y que, por el contrario, en su avance por las huellas ya transitadas a lo largo de un siglo largo, su papel fue el de descubrir perfiles nuevos en un paisaje que ya estaba lejos de ser desconocido.” (Donghi, 1987).

Nuestro proyecto pretende acercarse a este debate desde un mirador específico: la historia de las redes intelectuales y profesionales de los economistas, en una época de intenso tráfico de ideas, proposiciones de política económica y conformación del moderno nacionalismo económico. Las dimensiones latinoamericanas de dicho pensamiento, a través de la influencia de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), y especialmente del pensamiento de Raúl Prebisch, tuvo sin embargo expresiones diferenciadas en función de los modelos políticos desarrollados en cada país, así como de la conformación de redes profesionales y políticas distintivas de un pensamiento orientado al desarrollo endógeno y la universalización del desarrollo económico latinoamericano. Nuestra investigación aspira a insertarse en este debate en curso en la historiografía y el análisis del pensamiento económico.